Ruanda y RDC firman la paz: lo que revela realmente el “Acuerdo de Washington”
Te actualizamos sobre lo el conflicto entre Ruanda y RDC: Quién gana, quién pierde con este acuerdo y qué podemos esperar.
Hi Ruler,
El 27 de junio de 2025, en una sala de la Casa Blanca decorada con un retrato de Colin Powell, los ministros de Exteriores de Ruanda y República Democrática del Congo (RDC) firmaron un nuevo acuerdo de paz con la mediación del gobierno estadounidense. Lo hicieron bajo la supervisión del Secretario de Estado, Marco Rubio, y con la validación del vicepresidente JD Vance, quien no dudó en declarar que este era “el comienzo de una nueva historia” para la región de los Grandes Lagos.
La escena, cuidadosamente construida, representa mucho más que una postal diplomática: es una instantánea del nuevo ajedrez geopolítico africano en el que Estados Unidos vuelve a apostar fuerte, esta vez no solo como mediador, sino como actor económico y estratégico directo.
Una paz que viene de lejos (y que se ha intentado muchas veces)
El conflicto entre RDC y Ruanda no es nuevo, ni mucho menos. Sus raíces están profundamente ancladas en las secuelas del genocidio ruandés de 1994, que provocó la huida masiva de hutus –entre ellos muchos responsables de crímenes de lesa humanidad– hacia el este congoleño.
Desde entonces, las dinámicas regionales han estado marcadas por una combinación letal de tensiones étnicas, rivalidades políticas, dinámicas transfronterizas y, sobre todo, la lucha por el control de recursos minerales.
La evolución del conflicto ha sido múltiple y compleja: desde la implicación directa de Ruanda en las llamadas “Guerras del Congo” (1996-2003), hasta la consolidación de movimientos armados como el M23, que desde 2012 ha sido una de las principales amenazas militares al este congoleño, con respaldo reiterado –según informes de Naciones Unidas– por parte de Kigali.
El nuevo acuerdo surge tras una escalada particularmente crítica en 2024 y principios de 2025, con la toma de ciudades clave como Goma y Bukavu por parte del M23. La ruptura diplomática entre RDC y Ruanda era total, y los intentos previos de mediación (Angola a través del proceso de Luanda, la Unión Africana, y recientemente Catar) no habían producido resultados duraderos.
En ese contexto, Estados Unidos irrumpe como nuevo árbitro con un acuerdo que, más allá de las buenas intenciones, deja muchas preguntas abiertas.
Primero lo primero, hablemos del acuerdo firmado.
¿Qué contiene realmente el acuerdo?
1. Compromisos de desescalada militar
Ambas partes se comprometen a cesar de inmediato e incondicionalmente cualquier apoyo estatal a grupos armados no estatales. Aunque la fórmula es ambigua, el único grupo mencionado explícitamente son las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo hutu que opera en RDC y que Kigali considera una amenaza existencial.
El texto no menciona, sin embargo, al M23 ni a las milicias congoleñas “wazalendo”, que en algunos casos han actuado como aliadas de facto del ejército congoleño. Esta ambigüedad sugiere que el acuerdo elude definir responsabilidades claras en el terreno y deja amplios márgenes de interpretación.
2. Reconocimiento a MONUSCO y marco DDR
El acuerdo reafirma el mandato de la misión de paz de la ONU (MONUSCO) y apuesta por mecanismos de desarme, desmovilización y reintegración para las milicias activas, en particular aquellas que operan exclusivamente en RDC. El documento menciona la posibilidad de integrar combatientes a las fuerzas armadas y policiales congoleñas, un recurso que ya ha sido utilizado antes, con resultados mixtos y, en algunos casos, contraproducentes.
3. Retorno humanitario y respeto a civiles
Se establece el compromiso con el retorno voluntario y seguro de los refugiados y desplazados internos, que ya superan los cinco millones según ACNUR. Sin embargo, no se detallan mecanismos operativos ni se mencionan garantías de protección específicas para las comunidades afectadas.
4. Nuevo marco económico y acceso a recursos
Este es el aspecto más novedoso del acuerdo: la integración económica regional. El documento menciona un marco de cooperación que facilitará el comercio transfronterizo, inversiones conjuntas y participación de terceros en proyectos estratégicos. A través de este punto, se formaliza el acceso estadounidense a los recursos minerales congoleños como el cobalto, tantalio, tungsteno y estaño. Esto representa un giro geoeconómico de enorme impacto.
Ahora que sabemos los puntos de este acuerdo, vamos a leer las “letras pequeñas”.
Geopolítica realista: ¿quién gana con este acuerdo?
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